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La vuelta al mundo en más de 80 días.

¿ De qué habla este blog ?

Viajar y descubrir el mundo. Es lo que pretendemos hacer en 353 días y a través de una quincena de países. Este blog nos servirá para compartir esta experiencia a través de los artículos y fotos que publicaremos así como de vuestros comentarios.

¿ Dónde estamos hoy ?


. Tras casi un año de viaje, nos acostumbramos poco a poco a la vida sedentaria.



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Cordoba la intelectual


Tras 4 días en Salta retomamos la ruta con el objetivo de llegar a Bariloche. Pero vista la distancia, al menos 36 horas de autobús, decidimos añadir una etapa intermedia. Barajamos tres opciones : Buenos Aires, que nos gustó mucho (sobre todo nuestros anfitriones de lujo, Jean Jacques y Lucy) pero que ya hemos visitado y que no era la opción más directa, Mendoza y sus alrededores, conocidos principalmente por sus bodegas y que no nos decía demasiado, y Córdoba, la segunda metrópolis de Argentina, con 7 universidades y blandiendo el título de capital cultural de las Américas, más visitada por el turismo nacional que por el internacional. Al final decidimos optar por esta tercera propuesta.

Córdoba nos ha dejado con sentimientos contradictorios. En el plano arquitectónico nos ha decepcionado un poco : tiene algunos edificios coloniales interesantes, entre los que se encuentra una de las universidades más antiguas de América; pero, en su conjunto, la ciudad es una masa de construcciones sin demasiado encanto. Paseándose por la ciudad, uno tiene la impresión de estar en un barrio de Madrid, de esos construidos en ladrillo rojo a partir de los años 60, donde no se vive mal, pero que tampoco tiene nada sobresaliente. Pero por otro lado, el centro está abarrotado de librerías, cines y otras ofertas culturales, y hay muchas cosas que visitar en las sierras y valles de los alrededores.

Como últimamente estamos en plan poco madrugador, lo único que hemos visitado fuera de Córdoba es Alta Gracia. Esta villa, a 35 kilómetros de Córdoba, en la que abundan de mansiones de época y los Fiat 500 del año catapún, era muy popular entre la burguesía argentina de principios del siglo XX porque que su clima cálido y seco era benigno para las enfermedades respiratorias. Es la razón por la que, en 1932, se instaló allí la familia Guevara, cuyo primogénito de 4 años, Ernestito, sufría de asma. La casa en la que la familia vivió es ahora un museo que recorre la vida del que se convertiría con el tiempo en 'El Che', con muchos recuerdos entrañables de su infancia y adolescencia : fotos, sus lecturas de niño, las notas del cole y cartas escritas a su familia, entre otros. Alta Gracia fue también el destino elegido por Manuel de Falla tras abandonar España en 1939 : allí murió y la casa que habitó se le ha dedicado un museo.

Aunque nos hubiera gustado quedarnos más tiempo para explorar la zona, nos queda mucho que ver en Argentina, así es que aquí estamos de nuevo a bordo de un autobús que dentro de 22 horas nos dejará en Bariloche.

Bea

De regreso en Argentina : Salta, la andina

Estamos de vuelta en Argentina, que fue la primera etapa de nuestro viaje. En aquella ocasión, visitamos Buenos Aires y las cataratas de Iguazú. Esta vez, el objetivo es recorrer el país de norte a sur hasta llegar a Ushuaia.


El norte argentino, desde Salta hasta la frontera con Bolivia, tiene un marcado carácter andino. Tanto en el paisaje, de montañas rojizas sobre fondo desértico, como en las particularidades culturales o en las especialidades gastronómicas, se aprecia la influencia precolombina. La región formó parte del imperio Inca y, durante la época de la colonización española, tuvo importantes intercambios comerciales con Potosí. De hecho, si durante mucho tiempo fue la zona más rica de Argentina fue gracias a la producción de mulas y de víveres para abastecer la ciudad minera donde, debido a la altura y al clima, la producción local no permitía cubrir las necesidades.

Un ejemplo del carácter andino : a pesar de que la importación y la venta de hojas de coca está prohibida en Argentina, las autoridades del norte parecen hacer la vista gorda. En muchas tiendas de alimentación general hay carteles anunciando su venta e incluso en los cafés más elegantes se puede ver gente sacando su bolsita de hojas a cualquier hora del día.

Pero no quiero dar una imagen equivocada, a pesar de algunos rasgos comunes, uno no tiene la impresión de estar en Bolivia : esto es Argentina. Para empezar, las carreteras están asfaltadas y en bastante buen estado, hay cafés y restaurantes por todas partes y, quitando alguna especialidad local, las propuestas culinarias son las mismas de Buenos Aires : pizza, pasta, parrilla y empanadas. Además, aunque se ve a gente con rasgos indígenas, la mayoría de la población es de tipo europeo y el acento, las expresiones y la manera de conjugar los verbos son típicamente argentinos.

Salta es una ciudad con bastante encanto. El centro histórico, muy bien conservado, cuenta con muchos edificios de estilo colonial muy bonitos. Abundan los comercios, cafés y terrazas. También hay varios museos, uno de los cuales está dedicado a las expediciones arqueológicas de alta montaña en las que se desenterraron momias de niños sacrificados durante el periodo Inca (similares a los que vimos en Arequipa).

Supongo que el hecho de que nos alojamos en un hostal donde se podía dormir hasta tarde (por una vez en mucho tiempo a ningún empleado le dio por ponerse hablar a grito pelado a las ocho de la mañana delante de nuestra puerta) y donde el Wifi funcionaba a las mil maravillas, ha añadido color rosa al cristal a través del que hemos visto la ciudad.

Una de las atracciones de Salta es el 'Tren de las Nubes'. Por desgracia, con el paso de los años, de un medio de transporte se ha convertido en una atracción exclusivamente turística al precio de un Paris-Madrid en Talgo. Así es que nos olvidamos del tema y en su lugar tomamos el teleférico de la ciudad, con el que se sube al cerro de San Bernardo. Menos impresionante que el tren, pero las vistas valen la pena y es infinitamente más barato :). También fuimos a ver una comedia ligera que pasaban en el teatro. La verdad es que tuve que llevar a Karim un poco a rastras, porque le parecía que no se iba a enterar de la misa la media, pero la verdad siguió la obra sin problemas … ¡está hecho un fiera!.

Bea

Photos : El Salar de Uyuni

Haz clic en la imagen para las fotos que tomamos en la región de Uyuni :

Bolivia - Uyuni

El Salar de Uyuni

Con nuestros super pilotos, Daniel y Helene, continuamos nuestra ruta a través de Bolivia, en dirección de Uyuni, cerca de la frontera con Chile. Necesitamos algo más de seis horas para recorrer los 250 kilómetros de carretera no asfaltada, en malísimo estado y con obras de punta a punta, que la convierten en una carrera de obstáculos. Pero finalmente nos acercarnos a nuestro objetivo y a una comidita que nuestros estómagos llevaban pidiendo desde hacía ya un buen rato.

¡Mala suerte! Cuando apenas nos faltaban 5 kilómetros para llegar, nos dimos de bruces con una de las formas de reivindicación más comunes en Bolivia, el bloqueo de carreteras. Allí estaban los camioneros de la región, impidiendo el paso en todas los caminos de entrada y salida del pueblo para exigir que el transporte de minerales de la mina de un pueblo vecino se haga en parte por carretera y no sólo por vía férrea.

Tras dos horas de espera y tras perder toda esperanza de que el conflicto se terminase antes de caer la noche, decidimos, con otros coches privados en la misma situación, formar un convoy y cortar campo a través. Llegamos pues por fin al centro de Uyuni hacia la hora de la cena, donde descubrimos otro bloqueo, esta vez de taxis, que también tenían sus motivos de protesta.

Al día siguiente, menos de 48 horas después del comienzo de bloqueo, en el pueblo se respiraba un ambiente de ciudad sitiada : los hoteles llenos hasta la bandera, los turistas desesperados por encontrar un medio de poder continuar su viaje o, como nosotros, de comenzar la visita del salar (el pueblo en sí mismo tiene poco interés). La verdad es que en este segundo día, la mayoría de las agencias simplemente habían adelantado las salidas y escapado el bloqueo aprovechando la oscuridad de la noche. Pero como los camiones cisterna no podían entrar al pueblo, no quedaba mucha gasolina, con lo que las salidas al tercer día de huelga no estaban aseguradas (los últimos litros se cotizaban a precio de oro en el mercado negro). Por suerte, tras rebuscar, encontramos una agencia que tenía algo de gasolina y al día siguiente pudimos salir a descubrir lo que, según todos las guías de viaje, no hay que irse de Bolivia sin ver.

La visita de los alrededores de Uyuni se hace en todo terreno, atravesando en varias jornadas extensiones de alta montaña en las que no siempre hay caminos y casi nunca indicaciones de dirección. En tales condiciones, las suspensiones de los coches duran menos que un gusano en medio de un gallinero. Por eso es mejor pasar por una agencia, en las que los conductores saben por donde ir y, en añadidura, donde hay que dar la patada al coche para que vuelva a funcionar cuando se para. Esos días en medio de la casi nada te permiten ver paisajes desérticos impresionantes.

Para empezar, en las afueras de Uyuni se encuentra ubicado el salar más grande del mundo. La región, que estuvo cubierta por el océano Atlántico, se convirtió en un lago cuando los Andes comenzaron a formarse. Hace unos 10.000 años, el agua se acabó de evaporar dejando tras de sí un mar de sal blanca del que, cuando estás en el medio, la vista no abarca a ver el fin. Algunas islas cortan de vez en cuando la monotonía del paisaje, los restos de corales pegados sobre las rocas delatando que en algún tiempo pasado la isla estuvo sumergida.

En uno de los hoteles construidos con bloques de sal que se encuentran en las afueras del salar, y donde pasamos la primera noche, nos cruzamos por tercera vez con Sophie y Philippe, una pareja de belgas nostálgica de las patatas fritas de su tierra (las mejores del mundo, parece ser) y que está dando una vuelta al mundo en sentido inverso al nuestro. Nos los habíamos encontrado por primera vez en el Machu Pichu, y después en el hostal de Sucre. Es alucinante la cantidad de personas con las que nos hemos vuelto a cruzar en Bolivia, como una pareja de ingleses que estaban en el mismo hostal que nosotros en Arequipa, y que nos encontramos al visitar el Parque Cretácico de Sucre. El mundo, y más si cabe el 'Gringo Trail' de sudamérica es un pañuelo :).

Pero volvamos a nuestra expedición por una de las regiones más hostiles a la vida. Tras el salar, se recorren varias lagunas saladas de colores variados : blanco, verde, azul, rojo … y donde viven miles de flamencos rosas soportando estoicamente las duras condiciones climáticas: fuertes vientos, temperaturas bajo cero la noche y calor durante el día. Se pasa a través de desiertos en los que el viento ha erosionado las rocas hasta darles formas surrealistas. Hay volcanes, uno de los cuales sigue escupiendo humo y azufre. Y paisajes de montañas peladas prácticamente de vegetación, pero animados por algunos cerros que arbolan todo un abanico tonos minerales yendo desde el blanco al ocre, pasando por el amarillo, anaranjado, el rojizo o el verde claro. ¡ Qué guapricioso !

Se pasa a través de una zona de géiseres, con su agua barrosa borboteando y con un olor a huevo podrido que se te clava en las mucosas nasales y que, junto el frío intenso, es lo mejor para acabar de despertarte tras haberte levantado a las 4:30 de la mañana. Menos mal que unos kilómetros después te puedes bañar en una alberquita de aguas termales construida en medio de la pampa donde uno puede descongelarse los dedos de las manos y de los pies. Eso sí, hay que ser rápido en vestirse al salir, o se pierde todo lo ganado. La verdad es que viendo el frío que hace ahí arriba a principios de primavera, no me puedo ni imaginar como será la visita en pleno invierno, cuando las temperaturas alcanzan los menos 20 grados.

Tras tres días llenándonos los ojos de imágenes y madrugando de lo lindo (entre las famosas 4h30 y las 6h30) dijimos adiós a Helene y Daniel, que volvían a Uyuni a recoger su coche, mientras que nosotros continuamos hasta San Pedro de Atacama en Chile, otro pueblecito turístico, aunque con más encanto que Uyuni, y alrededor del cual no faltan ni géiseres, ni desiérticos paisajes lunares, ni salares. Pero en vista de los precios desorbitantes, sobre todo para alguien recién llegado de Bolivia, sólo nos quedamos dos días, el tiempo de esperar la salida del primer autobús en dirección de Salta al norte de Argentina. Esta paradita nos brindó otra ocasión de comer con nuestra pareja de belgas preferida (eso sí, sin patatas fritas en el menú) que también estaban de paso en San Pedro.

Bea

Fotos : Sucre y Potosi

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Bolivia - Sucre, Potosi

Sucre y Potosi

Al dejar La Paz, nos apetecía tomarnos unos días de relajo en algún lugar simpático y propicio al vagueo, como ya habíamos hecho en Puerto López en Ecuador.


¡No, no es que nos hayamos cansado de viajar!. ¡Al contrario!. Estamos encantados con este vagabundeo permanente que nos permite cada día descubrir cosas nuevas, aprender algo y conocer gente interesante.

Pero de vez en cuando, hace falta tomarse un descansito, aunque no sea más que para darse el tiempo de lavar la ropa, de poner al día el blog o de decidir que hacer a continuación. Y es que, aunque las etapas principales del viaje están fijadas desde que salimos, de tanto en tanto hay que tomarse un respiro y ajustar el plan en función de lo que nos apetece hacer en un momento dado, o de lo que nos cuentan otros viajeros que cruzamos.

Tomamos pues la dirección de Sucre, capital constitucional de Bolivia, que tiene una buena reputación entre los turistas. No nos decepcionó : pensábamos pasar tres noches y al final se convirtieron en seis. Pasar de 3800 a 2300 metros de altura permite respirar más fácilmente y hace que el clima sea más clemente : hasta pude sacar los pantalones cortos que habían quedado relegados al fondo de la mochila desde Ecuador. La ciudad, con sus fachadas bañadas de cal, me trajo a la memoria la Casablanca de mi infancia, donde todo, hasta los troncos de los árboles, estaban pintados de blanco. Y, para sentirnos todavía más en casita, no teníamos más que acercarnos a uno de los parques de la ciudad donde un rico excéntrico hizo levantar a principios del siglo XX unas réplicas de la Torre Eiffel y del Arco del Triunfo.

Sucre, antigua capital de Bolivia y cuna de la Independencia del país, tiene varias atracciones turísticas de las que la que más nos gustó fue el Parque Cretácico donde, en una enorme pared vertical de roca sedimentaria, se divisan centenas de huellas de dinosaurios que caminaron por el lugar mucho antes de que los Andes comenzaran a elevarse, en un tiempo en el que la zona era aún una planicie.


Dejamos Sucre en dirección de Potosí. Pero esta vez, en vez de subir a bordo de un autobús, tuvimos el privilegio de continuar nuestro viaje con Hélène y Daniel en su todo terreno de marca japonesa. Esta pareja de las afueras de París lleva ya 7 meses atravesando el continente americano desde Alaska, con vistas de llegar hasta la Patagonia. Tras unos días de convivencia en el hostal de Sucre, nos propusieron hacer un trozo de camino juntos, cosa que aceptamos encantados. Es curioso lo raro que se hace volver a subir en un coche después de tantos autobuses, ya ni nos acordábamos de lo que era.

A 4090 metros sobre el nivel del mar, Potosí es la ciudad más alta del mundo, batiendo incluso a Lhasa en el Tíbet. En la época de la colonia, fue una de las ciudades más ricas del mundo gracias a las minas de plata del “Cerro Rico”, al pié del cual se extiende la ciudad. Explotada desde el siglo XVI por los españoles, hoy en día mineros asociados en cooperativas siguen extrayendo mineral de esta montaña, aunque ahora se trata mayoritariamente zinc en vez de plata. Las condiciones de trabajo siguen siendo muy duras : el trabajo es manual y la seguridad industrial y el reciclaje de aguas procedente del tratamiento del mineral brillan por su ausencia. Los mineros siguen tirando de la hoja de coca y del alcohol “potable” de 96° durante las jornadas de trabajo en la mina, y encomiendan su seguridad al 'Tío', al que hacen ofrendas de alcohol, coca y tabaco. Bea, en un vano intento de desempolvar sus parcos conocimientos de minería se fue a visitar las minas. Nada del otro mundo, ya que la gran mayoría de turistas que pasan por la ciudad hacen lo mismo.

De su esplendor pasado, sólo quedan en Potosí algunos edificios coloniales en ruinas, algunas iglesias barrocas y la Casa de la Moneda, lugar donde se acuñaban las monedas y los lingotes de plata antes de ser enviados y usados a lo largo y ancho del imperio español. Las dos noches que pasamos en la ciudad nos brindaron también la ocasión de descubrir la primera división de baloncesto boliviana. A esta altura cualquier esfuerzo físico es una odisea y aún así, y aunque el nivel de juego no era el de la NBA, los partidos estuvieron bastante entretenidos, con el ambiente festivo y familiar añadiendo sal al evento; desde la orquesta del instituto animando al equipo local al desfile oficial con todo su paripé asociado. Pero lo mejor eran los renacuajos, que aunque no levantaban más de dos palmos del suelo, salían a corretear al terreno en cada tiempo muerto para intentar hacer canasta, haciendo caso omiso de los avisos de los organizadores.


Aparte de la visita de las minas y de los partidos de baloncesto, Potosí no nos dejará una marca indeleble. Esperemos que nuestra próxima etapa, el Salar de Uyuni, esté a la altura de su fama.

Karim

Fotos : La Paz

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Bolivia - La Paz

Bullicio en La Paz

Las vistas al llegar a la Paz desde Copacabana son magníficas. Imaginaos doblar una curva, y de repente ver extenderse a vuestros pies un valle revestido de casas desde el fondo hasta lo mas alto de las colinas. En plena noche, cuando las luces de la ciudad están encendidas, tiene que ser una vista mágica.

Vista de más cerca y desde le punto de vista arquitectural, La Paz no es una ciudad especialmente impresionante, pero a mi me ha encantado por la vidilla que tiene. El casco histórico, que es también la parte mas turística, me recuerda un poco el barrio de Lavapiés de Madrid por el número de edificios antiguos que se están cayendo a cachos. El barrio esta infestado de puestos y mercados populares. El más curioso es el mercado de las brujas, donde se pueden adquirir hierbas, elixires y talismanes (como fetos de lama para proteger una casa recién construida). Luego están el mercado negro, la calle del comercio y el mercado Lanza que son tipo mercadillos. Y no hay que olvidar los cientos de puestos de comida. Así, de puesto en puesto, cambias de mercado sin ni siquiera darte cuenta.

El domingo pasado, se diría que todas las familias y los jóvenes de la Paz habían salido a disfrutar de la ciudad. Muchos al estadio a ver el derby entre los dos equipos paceños, el Bolívar y el Stronger. Otros muchos a disfrutar del mirador y los parques infantiles colindantes. Los que no, a pasear, tomar un helado o ir al cine al Prado, la 'Gran Vía' local. Alguno que otro a que el vidente de la esquina les lea la suerte en las cartas o en las hojas de coca. Y para volver a casa, no hay más que tomar un taxi, un minibús o mejor, uno de los autobuses que lucen letreros pintorescos : 'Labios mentirosos', 'Libre como el viento', 'Loquito Veloz', 'Tu y yo, Lucifer', 'Amor', 'Suavecito', 'Poderoso Bolívar', etc.

Hay varios museos interesantes : costumbristas, textiles, religiosos y otros que se salen de lo común, para cuando uno desea cambiar de aires o protegerse de la lluvia. Y es que la estación húmeda viene adelantada este año y, después de tres truenos, como en los toros con los tres cohetes, nadie te salva del chaparrón si no te has puesto bajo resguardo.

El 'Museo de la Coca', es un recorrido interesante por la historia de la planta de coca desde la prehistoria hasta la actualidad. Con su uso religioso (para comunicar con el mundo de los espíritus y de los dioses), medicinal (anestesia para operaciones) y nutritivo (es rica en minerales que equilibran la dieta en una zona donde los hidratos de carbono son la base de la alimentación), es uno de los pilares de la cultura indígena desde la prehistoria hasta nuestros días. En el tiempo de la colonia fue primero diabolizada por la Inquisición y después milagrosamente librada de pecado cuando las autoridades laicas, encabezadas por Felipe II, se dieron cuenta que los indígenas, sometidos a jornadas de 48 horas, aguantaban mejor las condiciones de trabajo al masticar la hoja de coca. Finalmente, se explica la apropiación de la coca y la síntesis de la cocaína por la farmacopea 'moderna' desde mediados del siglo XIX - ¿alguien ha oído hablar alguna vez de la Coca Cola? -, el comienzo de su uso como droga recreativa, su posterior prohibición y la situación social con el desarrollo del narcotráfico y la lucha contra éste en la zona andina.

No menos interesante es el Museo de Instrumentos Musicales, que se encuentra en una de las calles mejor conservadas del centro histórico de La Paz. El museo contiene cientos de instrumentos musicales sorprendentes : de viento, de cuerda, de percusión, indígenas, mestizos, criollos, extranjeros, para niños, para mayores, pequeñitos, grandísimos, hechos con plumas o pecho de cóndor, de madera con tallados a cual más original, de metal, de cerámica, de caparazón de tortuga, de piel de quirquincho, carracas de las formas más diversas e ingeniosas ... y lo mejor es que algunos de los instrumentos te dejan tocarlos, si es que se puede llamar así al ruido infernal que hace una banda de profanos golpeando tambores, soplando flautas, aporreando las teclas de una pianola o intentando tocar un acordeón miniatura. Juan Sebastian Bach y señora, la pareja de periquitos que viven en el patio del museo, se alborotan con tanto ruido y lo intentan acallar con su canto, para calmarse en cuanto el silencio reina de nuevo.

Bea

Fotos : El Lago Titicaca

Haz click en la imagen para ver fotos de nuestra visita al lago Titicaca :

Peru-Bolivia : Lago Titicaca

El lago Titicaca, o a caballo entre Perú y Bolivia

Tras el Machu Pichu y su vorágine de turistas, retomamos la ruta en dirección de Puno y del lago Titicaca. Me acuerdo que, de pequeño, cada vez que oía pronunciar este nombre en el colegio me entraba la risilla tonta.

El lago está a caballo entre Bolivia y Perú y, hablando de gracias, nuestros amigos peruanos, a los que no les falta el sentido del humor (o el cinismo, nunca se sabe), nos explicaron que el Titi está en Perú, y la Caca en Bolivia. No nos dio tiempo para verificarlo porque llegamos a Puno a las 6 de la mañana desde Cusco y a las 6:40 ya estábamos en un barco para ir a visitar el lago y algunas de sus islas. Como podéis ver, un año de vacaciones no equivale necesariamente a un año de descanso.

El lago es verdaderamente impresionante : a casi 4000 metros de altura y con 200 km de longitud, es uno de los lagos navegables más altos del mundo. En las islas que se encuentran repartidas por su superficie, viven pueblos cuya cultura ha evolucionado de manera diferente a la de los pueblos del 'continente'.

Es el caso de los Uros que, huyendo de los Incas, se instalaron en el lago hace siglos. Desde entonces, y hasta el día de hoy, viven en islas flotantes que construyen usando una planta que crece en el lago, llamada totora. Con esta planta, no sólo construyen las islas, sino también sus casas y sus barcos. Y esto no es todo, también les sirve de combustible y de alimento. Una isla dura unos cuarenta años, al cabo de los cuales, se vende como abono a los campesinos de la región. ¿Se puede ser más ecológico?

Después de Puno y el lado peruano del lago, tomamos de nuevo la ruta, esta vez en dirección de la ciudad de Copacabana, en Bolivia. Es en honor a la virgen del lugar, equivalente femenino de San Cristóbal, que se bautizó a la playa del mismo nombre en Río de Janeiro.

El paso de la frontera es un trámite sencillo. Después de que nos sellaran el pasaporte, nos quedamos asombrados de ver el tráfico de huevos de Bolivia hacia Perú. Según un experto (el conductor del autobús) los precios de este artículo son mucho más bajos en Bolivia, y los peruanos aprovechan el viaje de vuelta al país para suministrarse.

A Copacabana no le falta su playita, porque también está a orillas del lago Titicaca. Pero la verdad es que, con el agua a 7°C, no vimos ni un solo bañista. El barullo está más bien delante de la iglesia. Y es que cuando un boliviano se compra un vehículo (ya sea autobús, moto, coche, camión o taxi) lo trae a Copacabana para que sea bendecido. Incluso los peruanos hacen este viaje que parece tener un carácter obligatorio. Os aseguro que había una cola delante de la iglesia más larga que la de un McDrive en pleno sábado por la noche.


¿En qué consiste la ceremonia?. Se decora el vehículo con flores, como si fuera para una boda. Llegado el momento, el párroco lo bendice muy seriamente, después de lo que se le riega según el gusto con cerveza o champán, pétalos de flores y arroz, insistiendo bien en el motor y las ruedas. ¿Qué no puedes venir al volante de tu coche nuevo?. ¡No hay problema!, con comprar el modelo reducido, que se vende enfrente de la iglesia, es suficiente.

Un señor, a cuya Toyota de vete a saber que mano parece ser que le iba mejor el whisky que los licores citados arriba, me preguntó si existía algo similar en mi país. Le dije que teníamos una cosa que se llama seguro, pero que tampoco funciona al 100%. Eso sí, a 1 euro la bendición, la oferta copacabanera es insuperable.


A falta de tener un coche que bendecir, atravesamos el lago, el autobús en barcaza y los pasajeros en lancha, y continuamos nuestra ruta hacia La Paz.

Karim

Fotos : Cusco y Machu Pichu

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Peru - Cusco area, Machu Pichu