El lago Titicaca, o a caballo entre Perú y Bolivia
Tras el Machu Pichu y su vorágine de turistas, retomamos la ruta en dirección de Puno y del lago Titicaca. Me acuerdo que, de pequeño, cada vez que oía pronunciar este nombre en el colegio me entraba la risilla tonta.
El lago está a caballo entre Bolivia y Perú y, hablando de gracias, nuestros amigos peruanos, a los que no les falta el sentido del humor (o el cinismo, nunca se sabe), nos explicaron que el Titi está en Perú, y la Caca en Bolivia. No nos dio tiempo para verificarlo porque llegamos a Puno a las 6 de la mañana desde Cusco y a las 6:40 ya estábamos en un barco para ir a visitar el lago y algunas de sus islas. Como podéis ver, un año de vacaciones no equivale necesariamente a un año de descanso.
El lago es verdaderamente impresionante : a casi 4000 metros de altura y con 200 km de longitud, es uno de los lagos navegables más altos del mundo. En las islas que se encuentran repartidas por su superficie, viven pueblos cuya cultura ha evolucionado de manera diferente a la de los pueblos del 'continente'.
Es el caso de los Uros que, huyendo de los Incas, se instalaron en el lago hace siglos. Desde entonces, y hasta el día de hoy, viven en islas flotantes que construyen usando una planta que crece en el lago, llamada totora. Con esta planta, no sólo construyen las islas, sino también sus casas y sus barcos. Y esto no es todo, también les sirve de combustible y de alimento. Una isla dura unos cuarenta años, al cabo de los cuales, se vende como abono a los campesinos de la región. ¿Se puede ser más ecológico?
Después de Puno y el lado peruano del lago, tomamos de nuevo la ruta, esta vez en dirección de la ciudad de Copacabana, en Bolivia. Es en honor a la virgen del lugar, equivalente femenino de San Cristóbal, que se bautizó a la playa del mismo nombre en Río de Janeiro.
El paso de la frontera es un trámite sencillo. Después de que nos sellaran el pasaporte, nos quedamos asombrados de ver el tráfico de huevos de Bolivia hacia Perú. Según un experto (el conductor del autobús) los precios de este artículo son mucho más bajos en Bolivia, y los peruanos aprovechan el viaje de vuelta al país para suministrarse.
A Copacabana no le falta su playita, porque también está a orillas del lago Titicaca. Pero la verdad es que, con el agua a 7°C, no vimos ni un solo bañista. El barullo está más bien delante de la iglesia. Y es que cuando un boliviano se compra un vehículo (ya sea autobús, moto, coche, camión o taxi) lo trae a Copacabana para que sea bendecido. Incluso los peruanos hacen este viaje que parece tener un carácter obligatorio. Os aseguro que había una cola delante de la iglesia más larga que la de un McDrive en pleno sábado por la noche.
¿En qué consiste la ceremonia?. Se decora el vehículo con flores, como si fuera para una boda. Llegado el momento, el párroco lo bendice muy seriamente, después de lo que se le riega según el gusto con cerveza o champán, pétalos de flores y arroz, insistiendo bien en el motor y las ruedas. ¿Qué no puedes venir al volante de tu coche nuevo?. ¡No hay problema!, con comprar el modelo reducido, que se vende enfrente de la iglesia, es suficiente.
Un señor, a cuya Toyota de vete a saber que mano parece ser que le iba mejor el whisky que los licores citados arriba, me preguntó si existía algo similar en mi país. Le dije que teníamos una cosa que se llama seguro, pero que tampoco funciona al 100%. Eso sí, a 1 euro la bendición, la oferta copacabanera es insuperable.
A falta de tener un coche que bendecir, atravesamos el lago, el autobús en barcaza y los pasajeros en lancha, y continuamos nuestra ruta hacia La Paz.
Karim
El lago está a caballo entre Bolivia y Perú y, hablando de gracias, nuestros amigos peruanos, a los que no les falta el sentido del humor (o el cinismo, nunca se sabe), nos explicaron que el Titi está en Perú, y la Caca en Bolivia. No nos dio tiempo para verificarlo porque llegamos a Puno a las 6 de la mañana desde Cusco y a las 6:40 ya estábamos en un barco para ir a visitar el lago y algunas de sus islas. Como podéis ver, un año de vacaciones no equivale necesariamente a un año de descanso.
El lago es verdaderamente impresionante : a casi 4000 metros de altura y con 200 km de longitud, es uno de los lagos navegables más altos del mundo. En las islas que se encuentran repartidas por su superficie, viven pueblos cuya cultura ha evolucionado de manera diferente a la de los pueblos del 'continente'.
Es el caso de los Uros que, huyendo de los Incas, se instalaron en el lago hace siglos. Desde entonces, y hasta el día de hoy, viven en islas flotantes que construyen usando una planta que crece en el lago, llamada totora. Con esta planta, no sólo construyen las islas, sino también sus casas y sus barcos. Y esto no es todo, también les sirve de combustible y de alimento. Una isla dura unos cuarenta años, al cabo de los cuales, se vende como abono a los campesinos de la región. ¿Se puede ser más ecológico?
Después de Puno y el lado peruano del lago, tomamos de nuevo la ruta, esta vez en dirección de la ciudad de Copacabana, en Bolivia. Es en honor a la virgen del lugar, equivalente femenino de San Cristóbal, que se bautizó a la playa del mismo nombre en Río de Janeiro.
El paso de la frontera es un trámite sencillo. Después de que nos sellaran el pasaporte, nos quedamos asombrados de ver el tráfico de huevos de Bolivia hacia Perú. Según un experto (el conductor del autobús) los precios de este artículo son mucho más bajos en Bolivia, y los peruanos aprovechan el viaje de vuelta al país para suministrarse.
A Copacabana no le falta su playita, porque también está a orillas del lago Titicaca. Pero la verdad es que, con el agua a 7°C, no vimos ni un solo bañista. El barullo está más bien delante de la iglesia. Y es que cuando un boliviano se compra un vehículo (ya sea autobús, moto, coche, camión o taxi) lo trae a Copacabana para que sea bendecido. Incluso los peruanos hacen este viaje que parece tener un carácter obligatorio. Os aseguro que había una cola delante de la iglesia más larga que la de un McDrive en pleno sábado por la noche.
¿En qué consiste la ceremonia?. Se decora el vehículo con flores, como si fuera para una boda. Llegado el momento, el párroco lo bendice muy seriamente, después de lo que se le riega según el gusto con cerveza o champán, pétalos de flores y arroz, insistiendo bien en el motor y las ruedas. ¿Qué no puedes venir al volante de tu coche nuevo?. ¡No hay problema!, con comprar el modelo reducido, que se vende enfrente de la iglesia, es suficiente.
Un señor, a cuya Toyota de vete a saber que mano parece ser que le iba mejor el whisky que los licores citados arriba, me preguntó si existía algo similar en mi país. Le dije que teníamos una cosa que se llama seguro, pero que tampoco funciona al 100%. Eso sí, a 1 euro la bendición, la oferta copacabanera es insuperable.
A falta de tener un coche que bendecir, atravesamos el lago, el autobús en barcaza y los pasajeros en lancha, y continuamos nuestra ruta hacia La Paz.
Karim
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