Singapur : Durians y Rascacielos
Salimos de Malasia tras pasar unos días agradables en Malaca, otra ciudad colonial malaya en la que se mezclan todo tipo de influencias, en este caso con un marcado carácter holandés. Glotones como somos, le dedicamos más tiempo a descubrir los “Makan” (comedores) que las piedras cargadas de historia y los museos. El indio de la esquina nos deleitó con un Roti Canai : una crepe qui se parece al “M'semane” marroquí y se acompaña con Dal (curry de lentejas). En un restaurante familial chino nos tomamos una Laksa : un bol de tallarines, tofu y mariscos flotando en un caldo de leche de coco y curry, tan picante que te desatasca la nariz y las orejas en un santiamén. Y para rematar la experiencia, nos ofrecimos un Satay Celup, una especie de fondue en la que uno mismo cuece las brochetas en una salsa a base de cacahuetes. Como habréis comprendido, la estancia en Melaka fue muy 'buena'.
Antes de llegar a Indonesia paramos en Singapur, donde nos reencontramos con Bea, una española con la que habíamos congeniado al pié de las torres Petronas y que nos ofreció amablemente quedarnos en su casa, en un barrio típico con su Kopitiam y su mercado especializado en puestos de comida. También quedamos a cenar con Timothée, un amigo de la universidad, que nos llevó a un barrio popular de esta ciudad-estado para degustar un delicioso Chili-Crab (cangrejo en salsa picante). Ponerse un delantal durante la cena es imprescindible si uno no quiere acabar lleno de salpicaduras. A continuación, nos embarcó en otra aventura culinaria singular, cuyas imágenes circulan por Facebook : nos llevó a probar durian. Imaginaros una especie de crema en la que se mezclan un fuerte sabor de ajo y de alcantarilla. Este fruto es tan popular en la región que su forma ha inspirado la arquitectura de la ópera de la ciudad. Eso sí, dado el olor, está prohibido introducirlo en el metro y en el avión.
Singapur es un Hong-Kong en más agradable : más verde y más aireado. Es cierto que el barrio de negocios es un bosque de rascacielos, pero hay una multitud de barrios como “Litte India”, “Chinatown” y la zona colonial en los alrededores de Rafles Square llenos de casitas encantadoras. Por la noche, uno puede salir a menear los huesos al son de ritmos cubanos o medio-orientales en Clark Quay. Otro punto común con Hong-Kong es el hecho que la mayoría de la población es de origen chino. Pero aquí, al igual que en Malasia, casi todo el mundo habla inglés, cosa que facilita la comunicación con los autóctonos.
Los dos días que habíamos previsto para esta ciudad se revelaron insuficientes. Fueron dos días corriendo de arriba a abajo, y como encima el primero nos olvidamos la cámara de fotos en casa, al día siguiente volvimos a toda marcha sobre nuestros pasos para hacer fotos, lástima que el sol de la víspera había dejado lugar a una neblina precisamente típica de Hong-Kong.
Nos ha gustado Singapur, a pesar de que hay quien encuentra esta ciudad opresiva a causa de su mania de poner multas por cualquier chorrada (como comer chicle), sus castigos corporales y su reputación de “Gran hermano”.
En lo que nos respecta, nuestra próxima etapa comienza con un contra-tiempo. A las dos de la mañana y a apenas unas horas de tomar el vuelo hacia Jakarta, donde íbamos a hacer couch-surfing, acabamos de recibir un mail que nos informa que nuestro anfitrión no puede acogernos ...
Karim
En lo que nos respecta, nuestra próxima etapa comienza con un contra-tiempo. A las dos de la mañana y a apenas unas horas de tomar el vuelo hacia Jakarta, donde íbamos a hacer couch-surfing, acabamos de recibir un mail que nos informa que nuestro anfitrión no puede acogernos ...
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