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La vuelta al mundo en más de 80 días.

¿ De qué habla este blog ?

Viajar y descubrir el mundo. Es lo que pretendemos hacer en 353 días y a través de una quincena de países. Este blog nos servirá para compartir esta experiencia a través de los artículos y fotos que publicaremos así como de vuestros comentarios.

¿ Dónde estamos hoy ?


. Tras casi un año de viaje, nos acostumbramos poco a poco a la vida sedentaria.



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Victoria en campervan

Al aterrizar en Melbourne, hacía un calor pegajoso que nos casi nos hizo echar de menos el clima más bien fresco de Nueva Zelanda. Aun así, estábamos felices como perdices y deseosos de descubrir este país-continente.

A decir ver, mis primeros escarceos con Australia remontan al 2000. En aquel entonces, tenía previsto venir de vacaciones durante las vacaciones de verano. Al no tener todavía la nacionalidad francesa no me quedó más remedio que pedir el visado en la embajada australiana como marroquí, proceso largo y fastidioso que para más inri resultó en una respuesta negativa. Os podéis imaginar mi disgusto y frustración, sobre todo después de tener todo preparado incluyendo el billete de avión. Esta vez, con el pasaporte del color adecuado en mano, he podido entrar al país de los wallabis sin problemas. Eso sí, me tuve que aguantar las ganas de lanzar unos cuantos cortes de manga tras pasar el control migratorio.



Para esta primera parte del viaje, nos hemos focalizado en tres atracciones del estado de Victoria : Melbourne, su capital, el parque nacional de los Grampians y la 'Great Ocean Road', ruta que bordea la costa al oeste de Melbourne. Unos 1300 kilómetros en total que hemos recorrido como los caracoles, llevando la casa a cuestas, que en nuestro caso ha sido una 'campervan'. Se trata de una furgoneta adaptada para poder dormir y comer dentro, y con todo lo necesario para cocinar al aire libre. Aunque no es tan cómoda como una caravana de verdad, confiere más flexibilidad que un coche y es más barato.

Nuestra primera etapa fue el parque nacional de los Grampians, donde el 25 de diciembre nos despertó la algarabía matutina de cacatúas y periquitos. Al salir de la furgoneta, nos dimos de bruces con unos canguros que a primera hora del día se habían acercado al camping. De hecho, la fauna salvaje ha sido una constante al punto que, cuando unos días después estábamos en la costa haciendo esnórkel a unos metros de la playa, vimos una raya espina de al menos dos metros de envergadura a apenas un par de metros de distancia.

Otra particularidad del parque son las formaciones rocosas de color rojizo esculpidas por la erosión. El método más antiguo y económico de transporte, poner un pie delante de otro, nos permitió atravesar sucesivamente zonas de bosque y de matorral, riachuelos y cascadas, cañones y pedregales, así como acceder a balcones naturales con vistas magnificas. También nos marcó la visita del centro cultural Brambuk y su exposición sobre la triste historia de los pueblos aborígenes, que poblaban Australia desde hace al menos 40000 años. Es difícil quedarse insensible frente a la discriminación y la asimilación forzada de un pueblo que no ha tenido acceso a la nacionalidad australiana hasta los años 70.

Dejamos las tierras del interior en dirección de Port Fairy desde donde comenzamos a recorrer la 'Great Ocean Road'. En esta parte del mundo las vacaciones de verano son a finales de diciembre y enero, meses en que las familias abandonan las ciudades y migran a sitios menos poblados de la costa donde pasan los días haciendo surf, remojándose en la playa, pescando y echando viajes (desde la hora del desayuno) a las barbacoas, la mayor parte de uso gratuito, que los ayuntamientos ponen a disposición de público.


Hemos ido recorriendo poco a poco esta costa, donde las olas a lo largo del tiempo han esculpido sobre los acantilados de roca calcárea formas impresionantes a las que se ha bautizado con nombres como los '12 apóstoles' o 'London Bridge' y que se tiñen de colores espectaculares a la puesta del sol. Eso sí, hay que hacer abstracción de la nube de moscas super-agresivas, más pesadas que el plomo, que no te dejan en paz ni un segundo y se te meten hasta por la nariz si te descuidas (ni te cuento si las vistas te dejan con la boca abierta).

Para el celebrar los 150 días de viaje y, sobre todo, el 31 de diciembre, queríamos ir a un sitio donde hubiera fuegos artificiales, así es que nos fuimos a Cobden, un pueblecito conocido en los alrededores por su tren miniatura y su feria de fin de año. El ambiente era tan familiar y relajado que lanzaron los fuegos artificiales a las 10 de la noche, y la cuenta atrás para el año nuevo la hicieron con 5 minutos de retraso, porque ninguno de los organizadores estaba presente a la hora 'cero'. Pero no 'sus' preocupéis, amigos españoles : Bea, en buena guardiana de las tradiciones, había previsto todo para comerse las uvas a medianoche.


Ultima parada de esta ruta : Melbourne, una ciudad agradable donde devolvimos nuestra furgoneta e hicimos couch-surfing. Aunque no es la primera experiencia de este tipo, me sigue impresionando ser tan bien acogido por gente desconocida.

Siento haberme pasado un poco de largo en este artículo, pero tenemos mucho que contar y no tenemos tiempo suficiente para escribir a menudo. Eso sin contar con el precio exagerado de las conexiones Internet (lo peor : 6 euros por 30 minutos). En cualquier caso, os damos cita sobre la costa este, que recorreremos de Cairns à Sydney, a bordo de otra furgoneta.

Karim