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La vuelta al mundo en más de 80 días.

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Viajar y descubrir el mundo. Es lo que pretendemos hacer en 353 días y a través de una quincena de países. Este blog nos servirá para compartir esta experiencia a través de los artículos y fotos que publicaremos así como de vuestros comentarios.

¿ Dónde estamos hoy ?


. Tras casi un año de viaje, nos acostumbramos poco a poco a la vida sedentaria.



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De vuelta a los Andes : La Patagonia Austral

Terminado el capítulo galés de nuestra epopeya argentina, continuamos nuestra ruta en dirección del sur de la Patagonia, hacia el 'triángulo' que conforman El Calafate, El Chaltén y Puerto Natales. Esta vez no son los pingüinos o las ballenas los que nos atraen, sino los paisajes compuestos de montes escarpados y de glaciares.

Así es que de vuelta a los Andes. En Perú y en Bolivia nos habíamos acostumbrado a estar entre los 3000 y 4000 metros de altura, en ambientes tan áridos y secos que, en poco tiempo, los labios y la piel se te quedan más asperos que un estropajo.

La situación en esta parte de los Andes es diferente : por debajo de los 3000 metros de altura, la región es muy verde y posee una de las mayores reservas de agua dulce del mundo. El tiempo es húmedo, llegando a llover o nevar varias veces al día, pero es sobre todo el viento lo que más respeto da : no deja de soplar, jugando a entrar por todos los resquicios de la ropa y a helarte cualquier parte del cuerpo que hayas dejado al descubierto. Y hay que tener cuidado al caminar, porque las ráfagas de viento son a veces tan fuertes que te hacen perder el equilibrio.

Menos mal que estábamos bien abrigados gracias a nuestra ropa técnica (que será un poco hortera, pero 'Ande yo caliente …') y que en los hostales había calefacción (sino hubiéramos tenido que dormir con los gorros bolivianos puestos).

La región tiene paisajes magníficos. Para empezar, a partir de la ciudad de El Calafate fuimos al glaciar Perito Moreno, uno de los pocos en el mundo que no está en retroceso. Es un espectáculo del que uno no se cansa : este mastodonte de 200 kilómetros de longitud, 5 kilómetros de ancho y 170 metros de altura avanza unos dos metros por día y, para equilibrar este avance, vomita de vez en cuando y con un ruido ensordecedor un iceberg en el lago en el que desemboca. Uno se siente microscópico frente a tal monstruo.


A 4 horas en autobús de El Calafate, está el pueblo de El Chaltén, auto proclamado capital argentina del senderismo, y cuya principal atracción es el cerro Fitz Roy. Esta montaña está considerada como la más difícil de escalar en el mundo. Para dar una idea, en término medio tan sólo una persona al año sube a la cima, mientras que decenas de personas escalan el Everest cada día. Lejos de intentar una hazaña que está a años luz de nuestra capacidad física, nos concentramos en la versión 'light' : dos días de caminatas, unos 45 kilómetros en total, que nos permitieron llegar a la base del Fitz Roy y contemplar los glaciares, la vegetación y los lagos de los alrededores. Nuestros cuerpos de parisinos que lo más que se mueven es para ir hasta la boca del metro se vengó con una buena dosis agujetas y con dolor de pies, pero aun así nos resultó un paseíto comparado con la famosa bajada al Cañon del Colca en Perú.

El Chaltén ha sido también nuestra primera experiencia de dormitorio compartido (hasta ahora siempre habíamos dormido en habitaciones privadas). Tengo que reconocer que la cosa facilita los encuentros, aunque un holandés declarara la guerra química a toda la habitación y un alemán nos haya regalado con un solo 'a capella' de ronquidos hasta que su mujer le despertó.

Terminamos nuestro paseo en Patagonia Austral por el parque de Torres del Paine, que visitamos a partir de la ciudad de Puerto Natales en Chile. Esta región es el equivalente de El Chaltén para los chilenos. Después del Fitz Roy y del Perito Moreno, y como el tiempo seguía siendo igual de frío y ventoso del lado chileno, decidimos que habíamos cumplido con nuestro cupo de marcha a pié, y optamos por una visita organizada de un día.

El paso por Chile nos brindó también la oportunidad de cenar por última vez con Sophie y Philippe, la pareja belga con la que ya nos habíamos cruzado varias veces en América del Sur, y para descubrir que, en Bélgica, el pollo asado se acompaña con compota de manzana (¡qué raritos estos belgas!, aunque según Bea está bueno y recomienda que lo probéis). Es la última vez que nuestras rutas se cruzan en este viaje ya que su vuelta al mundo toca a su fin y desde ahora se dirigirán hacia el hemisferio norte para llegar a Bruselas a principios de diciembre.


En cuanto a nosotros, son la tierra de fuego y la ciudad de Ushuaia las que nos esperan. Por fin vamos a ver a que se parece el 'fin del mundo'.

Karim