Estamos en la estación de autobuses de Puerto Iguazú esperando el 'colectivo' que nos llevara de vuelta a Buenos Aires, después de pasar tres días en este trozo de paraíso terrestre entre Argentina, Brasil y Paraguay, y mientras retransmiten el partido amistoso Argentina-Rusia.
Las cataratas de Iguazú se encuentran en la desembocadura del río Iguazú en el río Paraná. Poco antes de la confluencia de ambos ríos, el Iguazú pasa por una meseta basáltica donde se divide en múltiples brazos. La altura de la meseta respecto al cauce del rió Paraná y el gran caudal de agua que pasa a través hace que los diferentes saltos y cataratas sean im-pre-sio-nan-tes. Las cataratas se pueden visitar tanto del lado argentino como del brasileño y ambas merecen la pena. La vista del lado brasileño es mas panorámica mientras que del lado argentino los senderos y pasarelas permiten acercarse al borde mismo de los precipicios. Toda esta maravilla se encuentra en un parque natural de selva subtropical de 55000 hectáreas donde buitres, tucanes, coatíes, mariposas multicolores y otro montón de bichos cohabitan.
Para mi prima Esther : no, todavía no he visto a la madre de Marco, pero si que me encontré al lagarto Juancho (lo habrás visto en las fotos que cargamos ayer) :).
Del lado brasileño visitamos una especie de zoológico de aves y reptiles que esta bastante chulo porque gran parte consiste en jaulas enormes por el interior de las cuales se va uno paseando (se puede entrar prácticamente en todas las jaulas excepto en la de la boa constrictor y en la de la pitón en las que de todas formas no entraría ni atada). También visitamos la central hidráulica de Itaipú (entre Brasil y Paraguay), la segunda más grande del mundo en tamaño después de la que se acaba de construir en China, pero aún la mayor en potencia producida (produce 20% de la electricidad consumida en Brasil y mas del 90% de la de Paraguay), lástima que por falta de tiempo sólo pudimos hacer la visita externa y nos quedamos sin ver las tripas del monstruo.
¿Y qué decir de Buenos Aires?
Buenos Aires sabe a ciudad europea en modo superlativo : plazas gigantescas al lado de las cuales la Puerta del Sol parece una plazuela de barrio, anchas avenidas de hasta 20 kilómetros de longitud (aquí no se deben de comer mucho las cabeza para definir el trazado del maratón), trozos de carne a la parrilla de a 700 gramos la ración, hamburguesas de 4 pisos. Y junto a esto calles de tamaño mas mesurado, con una variedad de edificios que me recuerdan mucho Madrid y un trazado cuadricular de ensanche barcelonés. Es una ciudad para vivir, con monumentos más que monumental, donde el pequeño comercio abunda por doquier : peluquerías, cafés, restaurantes de barrio, fruterías, supermercados, ferreterías, tiendas de muebles ... todo lo que se necesita para el día a día se puede compras a dos manzanas de casa.
La comida tiene, como el acento, mucho de italiano. Por todas partes se puede comer pizza y pasta. Las 'facturas' (la bollería) en el desayuno o con el café. Y por supuesto, mi preferidas, las 'parrillas' (asadores) que empiezan a aromatizar las calles de Argentina hacia el mediodía y no paran hasta por lo menos la medianoche. Para el amante, como yo, del buen chuletón y del solomillo a la brasa este país es un sueño hecho realidad.
Los argentinos se toman el tiempo de discutir, de explicar las cosas y son muy agradables, al menos con los que nos ha tocado en suerte conversar. Me pirra oírles hablar con ese deje suyo … ché, donde te fuiiiiiste! Veníte para acá ! Ya prontiiiito vamos a poner una 'pileta' (piscina) en el hotel. Tomá unos boletos (entradas) para este boliche (discoteca) de acá al lado ! Pero que boludo ! No seas pelotudo !
Bueno se ha acabado el partido (3-2 para Argentina, que contento se vé a Maradona) y la hora de coger el autobús se acerca. Nos esperan 20 horas de trayecto de vuelta a Buenos Aires... así es que hasta la próxima!
Bea