¡ Síguenos !

La vuelta al mundo en más de 80 días.

¿ De qué habla este blog ?

Viajar y descubrir el mundo. Es lo que pretendemos hacer en 353 días y a través de una quincena de países. Este blog nos servirá para compartir esta experiencia a través de los artículos y fotos que publicaremos así como de vuestros comentarios.

¿ Dónde estamos hoy ?


. Tras casi un año de viaje, nos acostumbramos poco a poco a la vida sedentaria.



. .

Zambullida en India, pero no en el Ganges.

Ya estamos en India : que locura de país. Llegamos a Mumbai (ex Bombay) donde pasamos unos días relativamente bucólicos gracias a Louella, una chica encantadora que nos acogió vía couchsurfing. En India no se recibe a medias y madame nos hizo sentir en casa, fue tarde a trabajar por instalarnos e iniciarnos al sistema de transportes de Mumbai e incluso convenció a un amigo para que al día siguiente, a primera hora de la mañana, viniera a buscarnos para llevarnos al parque nacional de la ciudad en el que hay cuevas budistas del siglo X excavadas en la piedra. Incluso su madre, que vive en la vecindad, no paró hasta que pasamos a su casa a desayunar por segunda vez, por si acaso su hija no nos había alimentado lo suficiente.


Después de un par de días amenos en tan agradable compañía, tomamos un vuelo a Varanasi (ex Benarés), una de las ciudades más antiguas del mundo y lugar sagrado y de peregrinaje para los hindúes. Si en Mumbai hay gente para dar y tomar y coger el metro en hora punta en un día cualquiera es peor que hacerlo en Madrid o París en un día de huelga, la impresión de muchedumbre y gentío no es nada comparado con Benarés. La imagen mental que nos habíamos hecho a partir de lo oído y leído sobre India se queda más que corta frente al cuadro al que nos confrontamos al llegar a esta pintoresca ciudad.

Las callejuelas estrechas y laberínticas están engalanadas de boñigas de vaca y otras basuras (debemos haber acumulado suerte para las próximas tres vidas ya que nuestro hotel estaba en una callejuela mal iluminada). Los monos andan por las azoteas, las vacas sueltas se pasean tan panchas por la ciudad comiendo lo que encuentran por ahí, aunque de hecho hay también muchos establos directamente dentro de la zona urbana; por ejemplo, en nuestro restaurante favorito, limpio e higiénico como pocos, situado en un patio que lo protege del mundanal ruido y en el que hay un templo precioso, si te acercas al susodicho templo descubres el muro al lado de la mesa en la que estás comiendo te separa de un establo.


En las calles más anchas hay un tráfico incesante de rickshaws, de bicis, de motos, de coches, de carritos de vendedores y de gente que se sortean los unos a los otros de forma caótica avisando de su paso a golpe de claxon y bocina. Eso sin contar cuando una vaca se tumba tan tranquila en medio de la calle o en un cruce atiborrado de tráfico y todo el mundo la tiene que esquivar (nunca he visto vacas con tanta pachorra ni jamás he pasado tan cerca de los cuernos de una como aquí, pero lo cierto es que como ni se inmutan tampoco es un acto de gran valentía).

Luego están las orillas del Ganges con las piras crematorias, los lavanderos en plena faena, fieles y búfalos bañándose y purificándose en un agua cuyo grado de pureza deja mucho que desear (seguro que yo me desintegraría si me meto dentro), las cabras paseándose por los escalones buscando la sombra o robando los collares de los muertos para comerse las flores. Al pasearse por la ciudad nos cruzamos con peregrinos con la cabeza rapada (tanto hombres como mujeres) caminando en fila, con cortejos funerarios, con señoras en sari, con señores en kurta, dothi u otras vestimentas tradicionales variopintas, con ascetas que llevan el pelo enrollado alrededor de la cabeza meditando, con gente vestida a la occidental y con musulmanas en burka. Pero lo que acabo de dejarnos con la boca abierta fue ver a un naga, un asceta de línea dura, paseándose como Dios le trajo al mundo.


En definitiva, con lo que hemos visto esta primera semana en India, hay para escribir al menos mil artículos. Y es que como dice el eslogan publicitario de India, el país es verdaderamente increíble.

Bea.

Fotos : Hong Kong y Macao

Haz click en la imagen para ver nuestras fotos preferidas de Hong Kong y Macao :


HK & Macao

Hong Kong y Macao : otra faceta de China

Nos vamos de Filipinas cargados de imágenes y los filipinos quedaran en nuestra memoria como gente agradable y sonriente en toda circunstancia, con quien es un placer discutir. En cualquier caso, otro país al que nos encantaría volver.

La primera cosa que llama la atención al llegar a Hong-Kong es el bosque de rascacielos que, al iluminarse por la noche, se convierte en la principal atracción turística. La densidad y las prisas de la población le dan a uno la sensación de estar en una colmena. Las compras juegan un rol mayor. Se ven tiendas de lujo por todas partes : Cartier, Gucci, Louis Vuitton (por lo visto autobuses enteros de la China del “interior” se desplazan hasta aquí para comprar). En unos días en Hong-Kong hemos visto más Porches, Ferraris y BMW que nunca antes. El nivel de vida general ronda el de Europa y los bancos ocupan una buena parte de los edificios. El HSBC incluso tiene una estación de tranvía con su nombre.

Otra particularidad de esta ciudad es su pasado colonial británico del que sobreviven algunos rasgos : clubes privados donde socializan los pudientes del lugar, señales prohibiendo casi todo (como en Australia), autobuses de dos pisos … incluso la famosa niebla de Londres domina estos lares, aunque aquí se deba al tiempo y no a las chimeneas. El inglés es idioma oficial junto con el cantonés y el mandarino pero, aunque todas las señales están traducidas a la lengua de Shakespeare, la mayoría de la gente no lo domina. Y a pesar del sabor occidental, Hong Kong nos ha recordado mucho nuestro primer viaje a China en el 2001. Al lado de los centros comerciales en los que uno encuentra el último grito en lo que busque hay mercados típicos chinos en los que los productos varían desde las ranas y los peces vivos de las pescaderías hasta todo tipo de remedios tradicionales.


Aprovechando nuestro paso por Hong Kong, fuimos a visitar Macao, que fue devuelta a China en 1999 tras 400 años de presencia portuguesa. En tan sólo una hora de ferry el ambiente cambia considerablemente. Aquí, el segundo idioma oficial es el portugués (aunque sea tan poco hablado como el inglés en la ciudad vecina). La influencia de la antigua potencia colonial no para ahí : el centro de la ciudad está lleno de edificios coloniales con azulejos y en las pastelerías se venden “Pasteis de nata” que no desmerecen en absoluto de los de Belem, al lado de Lisboa. Incluso el té ha sido víctima del mestizaje : no se bebe sólo sino mezclado con leche. En las calles de la antigua ciudad de Taipa uno se siente transportado al Barrio Alto de la capital portuguesa.

Macao también es famosa por ser la capital asiática de los juegos de azar. Desde 2004, se juega más dinero aquí que en Las Vegas e incluso ciertos casinos americanos como el Wymm o el Venezian han abierto sucursales de este lado del océano Pacífico. Autobuses gratuitos van y vienen sin cesar desde los casinos hasta la frontera china que provee la mayor parte de los jugadores.


Ha sido una semana simpática en la que hemos visto dos facetas que desconocíamos de China : el liberalismo extremo con acento británico, y el infierno del juego con gusto de aceite de oliva. No negamos que es en gran parte gracias a Emmanuel, un amigo de la universidad, a Delphine y a su hijo Antonio (que por cierto nos han recibido como a reyes) que hemos podido comprender mejor este pedacito del mundo.

Y aquí estamos de nuevo a bordo de un avión, en dirección de nuestro próximo destino asiático, donde nos quedaremos unos cuarenta días y en el que seguro el cambio de aires será radical : India. Según otros viajeros con los que nos hemos cruzado, este país es la prueba de fuego del trotamundos.

Karim

Lugares visitados en Filipinas



Amplificar el mapa

Fotos : norte de Luzón y Manila

Haz click en la imagen para ver el resto de las fotos de las Filipinas :


Philippines - Luzon North & Manila

Las Filipinas : el norte de Luzón y Manila

Desde el principio del viaje el tiempo se nos ha ido volando, y desde que hemos llegado a las Filipinas esta sensación se ha acentuado aun más si cabe. Los 21 días que hemos pasado en este país nos han permitido hacernos una idea, pero nos hemos quedado sin visitar regiones enteras. Cuando pensamos que hay quién nos decía antes de comenzar el viaje que un año es muy largo y que nos íbamos a terminar por aburrir...

Hemos dedicado la segunda parte de nuestra estancia en Filipinas a explorar el norte de Luzón, la isla principal del archipiélago. Nos mezclamos en el ambiente de unas fiestas patronales, vimos un concurso de culturismo, visitamos una antigua ciudad colonial española en la que los edificios han sobrevivido milagrosamente los avatares del siglo XX. Aprovechamos también para pasar unos días con Barnabé (un colega de universidad de Karim), Mathilde y sus dos niñas en Baguio, gracias a los cuales hemos aprendido unas cuantas cosas y curiosidades de la vida cotidiana en las Filipinas.


Coronamos nuestro paso por la 'Cordillera' entre pueblos donde se cultiva arroz en terrazas desde hace más de 2000 años y donde los ataúdes se cuelgan de las paredes de roca o a la entrada de cuevas. Es una costumbre pre-colonial que ha sobrevivido hasta finales del siglo XX gracias al aislamiento de la región (aunque la práctica ha casi desaparecido bajo la influencia de iglesias como la anglicana que se han extendido por la zona en las últimas décadas).

Los últimos dos días en el país fueron maratonianos. El primero de ellos por las 12 horas de autobús necesarias para recorrer los 300 km que nos separaban de Manila. El segundo, para visitar esta ciudad a paso forzado. Como pasa a menudo con los planes, nos desviamos del nuestro y el tiempo de retomar la ruta prevista, de perdernos en el ambiente caótico del mercado del barrio chino y por los alrededores de la iglesia del nazareno negro, no nos quedó tiempo más que para pasar rápidamente por el antiguo barrio español antes de declarar terminada la jornada turística y volver al hotel.

El caso es que habíamos comenzado el día tranquilamente visitando el cementerio chino. Es un sitio curioso en el que mausoleos, mil veces más lujosos que cualquier casa de los alrededores, tienen baños e incluso buzones de correo (no vaya a ser que al difunto le entren ganas de hacer sus necesidades o se quede sin leer alguna carta póstuma). El guía, un señor de lo más simpático y dicharachero, nos habló de una competición de peleas de gallo en la vecindad. Las peleas de gallo siendo como son una institución en Filipinas, allá que fuimos a curiosear. Donde nos esperábamos un lugar lúgubre donde no seríamos bienvenidos, terminamos en la zona de los propietarios de gallos, que nos instalaron casi dentro del ring. Las peleas no suelen durar más que un par de minutos durante los cuales los gallos se tiran el uno al otro hasta que uno muere. Las plumas que se arrancan vuelan por el aire (como en la canción de Radio Futura que, con tanto gallo cacareando por todas partes, no se me ha ido de la cabeza desde que desembarqué en este país). Aunque es un espectáculo un tanto sanguinolento tengo que reconocer que, visto de cerca, me ha resultado menos espeluznante que las corridas de toros. Además, para nosotros, el espectáculo estaba casi más en la zona de combate que fuera, en el frenesí del público apostando (con tanto movimiento de brazos uno se creería en Wall Street) y de los 'casadores' (anotadores de apuestas) antes de cada pelea, y en los billetes doblados en bolas volando de un lado de las gradas al acabarse ésta.


En las Filipinas se utiliza el alfabeto latino, se come con cuchara y tenedor en vez de con palillos, hay bastantes palabras españolas que han entrado a formar parte de las lenguas locales y preparaciones culinarias típicas de nombre español y gusto filipino. La gente, las calles y las ciudades tienen también a menudo nombres hispánicos. Añadamos a ésto el clima subtropical, la fisionomía de los habitantes y los adornos y mensajes piadosos en los medios de transporte. Juntando todos estos factores, se puede comprender porque al llegar al país teníamos a veces la impresión de estar de vuelta en América del sur, en algún sitio entre Ecuador y Bolivia, en vez de en Asia. Seguro que en nuestros próximos destinos, Hong Kong y Macau, no corremos el mismo riesgo.

Bea

Fotos : Visayas y Bicol

Haz click en la imagen para acceder a las fotos que tomamos durante los primeros diez días en las Filipinas :


Philippines - Visayas, Bicol